¡Buenos días Madre Tierra!
Hoy decimos tus
habitantes humanos que celebramos tu Día porque hace ya más de cuarenta años,
ciertos personajes propusieron la inclusión de los problemas medioambientales
en la agenda política internacional, lo cual, siendo avalado por la ONU, dio
como resultado que cada 22 de abril los humanos digamos que te celebramos con un día (sí, sólo uno; ya hay muchos más
ocupados por la madre, el padre, el niño, las mujeres, las banderas, las
independencias de los países, los héroes de cada nación, los abuelos, los
hermanos, las secretarias, las enfermeras, los médicos, la salud, el VIH, el
agua, el antitabaquismo... bueno, hasta día de los perritos atropellados
debería haber) y sólo
uno, de conciencia ecológica sobre la gravedad de los problemas que
aquejan al medio ambiente en razón de nuestras actividades a nivel especie.
Quiero contarte
cómo es que he estado celebrándote el día de hoy: desperté por la mañana
cubierta y protegida por sábanas blancas hechas de plantas de algodón que se
dedican exclusivamente a la producción de telas que serán industrializadas para
que más gente -como yo- pueda adquirir sus sábanas de 240 hilos; seguramente
sabes que esas plantas de algodón son de las que mayores cantidades de químicos
utilizan y que te contaminamos cada vez más por querer obtener mayores
cantidades de algodón, sin olvidar cuánta agua es necesaria para que esas
plantas crezcan rápido y generen el tan ansiado producto.
Enseguida, me
dirigí al baño a desechar lo que mi cuerpo ya no necesita para realizar sus
funciones y con ello contribuí -como tanta y tanta gente- a ensuciar un poco
más -sólo un poquito más- las aguas de los ríos, mares y lagos a los que pueda
llegar aquello que deseché, sin contar por supuesto el daño que te hice al
utilizar el papel higiénico (que no tiene nada de "higiénico") y los
litros y litros de agua que se necesitaron para que esa descarga llegara a un
drenaje llamado "sanitario" por alguna extraña razón que escapa a mi
entendimiento.
Y como todos los
días, era hora de preparar el desayuno: huevos, leche, quesadillas y un plato
de fruta. Resultado: 1) aceite vegetal en la sartén listo para ser despachado
también por el drenaje "sanitario"; 2) basura orgánica e inorgánica que
desgraciadamente si separo no servirá de nada pues al llegar al camión
recolector el operador simplemente compactará todos mis desechos, los de mis
vecinos y los de todos los habitantes del sector que le corresponde y los
llevará -así ya reducidos a una masa irreconocible y maloliente-, al también
llamado "relleno sanitario" que tú, Madre Tierra, también albergas en tu superficie (por
favor, que alguien me diga quién fue el genio al que se le ocurrió acuñarle el
mote de "sanitario" o "higiénico" a las cosas que son todo,
menos sanitarias o higiénicas); 3) gas "natural" (eso me hace suponer
que existe el "artificial") que fue extraído de tus rocosas entrañas desde
quién sabe dónde a costa de mecanismos como el "fracking" por los que
se contaminan las aguas de tu subsuelo al inyectarle químicos que disuelvan las
fisuras de tu sustrato rocoso y permitir que se pueda extraer más gas, más
rápido y a menor costo, todo para que yo pueda cocinar mis huevos y mis
quesadillas a gusto y sin mayores complicaciones; 4) ondas electromagnéticas
del microondas en que caliento la leche (sin contar los gases del refrigerador
que utilizo para mantener frescos los alimentos) y que también contaminan tu
aire pues no son un agente natural y a la larga ocasionan enfermedades; 5) la
fruta que consumí seguramente fue producida por agricultores que no te respetan
y que para apresurar el crecimiento de sus cultivos utilizan agentes químicos
que contaminan gravemente tu suelo y lo inutilizan en cierto tiempo para poder
seguir siendo fértil, ello sin contar el desequilibrio ecológico que generan el
control de plagas, la extracción intensiva de agua de tus mantos freáticos para
riego y muchas otras prácticas comunes en el agro, todo para que yo pueda
consumir mi plato de frutas que tanto me gusta; y, por último, 6) la
leche que tomé y los huevos que me comí y que han sido obtenidos en granjas de
producción masiva, donde generalmente no se respeta el equilibrio originalmente
propuesto por ti, querida Madre Tierra, y donde lo primordial es el lucro a costa de la
comercialización a gran escala.
Sé que no
necesitas que prosiga con el resto de mis actividades hasta este momento en que
estoy haciendo patente mi celebración por ti, pues para muestra, basta un
botón, y como podrás notar, Madre Tierra, hoy sí te he estado celebrando
al tener muy en cuenta todo esto y hacer realmente conciencia de la gravedad de
mis acciones diarias para contigo. Pero eso, sólo será por el día de hoy,
mañana será otra historia, otro día y otra celebración para algo o alguien más.
Finalmente, tú siempre estarás ahí, ¿o no?
Atentamente,
La plaga poética.
Para festejar este tipo de eventos lo mejor es mostrar respeto, cariño y amistad a quien se supone es el festejado. En este caso, ya que somos la remora de este gigante azul saberse parte de él, y por lo tanto respetarse uno mismo y al de junto inicia el amor por este mundo que girarà aun como tantas vidas, por miles de años más.
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